No podemos aplazar las consecuencias del desprecio, no me es posible olvidar que te llevo dentro, el peso del recuerdo quiebra mi columna vertebral, pierdo el pilar de mi existencia. Tu presencia se hace protagonista de mis pesadillas. Te mueres y vuelvo a renacer.
A ti, que cada noche acechas el umbral de mi inconsciente, tu que tratas de sabotear mi alegría, mi felicidad compartida. A ti, con quien lucho día a día para vencerte en el esgrima de palabras hirientes a las que cada vez soy menos vulnerable.