No es tan tóxico ya:
también caduca el amor
en la fecha señalada en su dorso.
Ya no es ese veneno tan eficaz,
ni acaso necesaria
la urgente sobredosis.
Qué cualidad letal
la del amor filtrado en la memoria.
Regreso a las palabras y compruebo
que nunca se contagian o enferman
con las fases de mi intoxicación o mi delirio.
Siempre más sanas,
siempre a punto de ser dadas de alta
y de dejarme un poco más enferma.
Y nunca simultánea he sentido
la fiebre en mi otro cuerpo,
el que tiene por vísceras palabras.
De Aurora Luque
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