sábado, diciembre 19

A veces la renuncia...


A veces la renuncia nos libera
y es cura de la herida
que crónica se empeña en no cerrarse.
Es el agua bendita
que purga los pecados del despecho.
Es oxígeno puro
para evitar el mal de las alturas.
Un silencio comprado en el mercado
de la necesidad de subsistencia.
Una bandera blanca en la batalla
de días congelados.

A veces la renuncia, es tan solo...
mirar tras los cristales.

Luisa Arellano

Me arrastré como serpiente.


Yo llevaba, prendidos de mi espalda,
sueños apolillados.
En la lengua ilusiones desgastadas,
en el vientre aspereza.
Dentro de mis bolsillos

lápices de colores despuntados
y, cada cuarto de hora,
una renuncia entre los dientes.

Entonces no tenía nombres de humo
que lograran frenarme
ni sabía que un verso desataba

y me arrastré como serpiente

esperando tu ayuda para mudar de piel.

martes, diciembre 15

Veinte años no es nada


Más allá de las buenas intenciones, por primera vez se están organizando proyectos realmente acabados para transformar la actual matriz energética dependiente de combustibles fósiles por otra renovable. Un proyecto de dos científicos estadounidenses explica qué hace falta para mover el planeta sobre la base de energía verde y por qué es necesario hacerlo.

Por Esteban Magnani y Luis Magnani


Los años pasan y el calentamiento global finalmente parece haberse aceptado como un hecho en la comunidad mundial; seguir negándolo (al menos discursivamente) ya tiene un costo en las urnas que cada vez menos políticos están dispuestos a pagar. Si bien éste ha sido un paso adelante, se sabe que del dicho al hecho el camino es, como mínimo, sinuoso. Es que las medidas concretas hacia una solución del problema a mediano o, si llegamos, largo plazo, siguen siendo excepciones dignas de la atención mediática más que parte de un plan sistemático.

Lo cierto es que la dirección parece, más bien, ser la contraria, si se tiene en cuenta que EE.UU. se sigue embarcando en costosísimas guerras para mantener el control sobre el petróleo, una medida no ya de dudosa racionalidad ecológica sino incluso económica (a menos que se considere positivo el impacto de tanto “keynesianismo bélico”).

Como sea, un nuevo capítulo se inicia en las negociaciones mundiales hacia un mundo motorizado por energías renovables, lo que abre un tanto las puertas del optimismo. Luego del valor casi testimonial (aunque no despreciable) que tuvieron los encuentros de Kioto, ya empezó en Copenhague una nueva Cumbre del Clima en la que se esperan resultados más concretos y una decisión política global que ataque el problema.

Más allá de distintos experimentos interesantes en la materia, algunos de ellos publicados en Futuro en los últimos años, las preguntas globales siguen sin respuesta: ¿Es posible que el mundo pueda funcionar con energía renovable? ¿Con qué costo de tiempo y dinero?

Sin embargo, las preguntas siguen siendo válidas y para responderlas el ingeniero ambientalista Mark Jacobson, de la Universidad de Stanford, y el investigador Mark Delucchi, de la Universidad de California, realizaron un estudio global de reciente publicación en la prestigiosa revista Scientific American. En él explican que sí es posible, al menos técnicamente, lograr en 20 años una matriz energética ciento por ciento renovable y dan bastantes detalles sobre cómo hacer para conseguirlo. Difícil e improbable, es cierto, pero no imposible.

DEL DICHO AL HECHO...

El discurso de los ambientalistas suele estar empedrado de buenas intenciones, pero no resulta convincente porque parece algo ingenuo y principista. Preguntas más prácticas como: “¿cuánta energía consume la Humanidad?” o “¿cuánta energía puede producirse con los combustibles renovables?” no son de fácil respuesta. Por eso el estudio de Jacobson y Delucchi representa un gran salto para la discusión, porque aporta datos concretos para un punto de partida de una discusión más puntual.

El primer paso fue reconocer que algunas energías verdes pueden tener efectos secundarios durante su producción y aun después de instalados, algo a tener en cuenta.

La humanidad consume aproximadamente unos 12,5 terawatts (TW, según la nomenclatura internacional, es decir, 12,5 por diez a la 12ª potencia), de acuerdo con la información brindada por la Administración de Información sobre Energía de EE.UU.. Algo más, 16,9 TW, serán necesarios en 2030.

Si sólo se usara electricidad, la ecuación sería bastante menor ya que ésta resulta bastante más eficiente que la combustión; por ejemplo, cerca del 80 por ciento del combustible de un auto se pierde como calor, contra el 20 o 25 por ciento del motor eléctrico. El abandono de los combustibles fósiles permite pensar que, en 2030, si las energías son renovables, sólo se necesitarán 11,5 TW. Lo cierto es que, en la actualidad, la producción eólica no llega a los 0,02 TW, y la solar a 0,008 TW, porciones insignificantes del total.

Justamente es de la primera fuente mencionada de donde Delucchi y Jacobson aspiran a obtener la mayor parte: en su modelo, el viento sería responsable de producir el 51 por ciento de la energía global. El motivo de esta prioridad es que se trata de una energía más barata y los molinos que se necesitan son de fácil producción y mantenimiento.

Si bien esto implicaría producir 3,8 millones de molinos de 5 MW cada uno, una cifra que impresiona, el informe la compara con los 73 millones de autos que se producen anualmente en el mundo. La tecnología necesaria para fabricar estos últimos, con todas sus variedades, es mucho más compleja que la necesaria para molinos estándar.

Los autos tienen compradores de a millones. ¿Quién compraría los molinos? Por lo pronto, paradójicamente, en la concreción misma del plan está su viabilidad económica: al multiplicar la producción de estos sistemas su costo descendería radicalmente.

Si bien la energía solar resulta algo más cara, no puede compararse con el precio al que llegó el petróleo ni al que llegará cuando su escasez pase a ser estructural. Los paneles solares, según los investigadores, deberían producir el 40 por ciento de la energía planetaria con 89 mil células fotovoltaicas ubicadas en los techos de los edificios, lo que, a su vez, reduciría los costos y el derroche producido por el transporte de energía, ya que la mayor parte se consumiría en casa. El 10 por ciento restante provendría de centrales hidroeléctricas, de las cuales sólo falta actualmente un 30 por ciento para completar la cuota. Vale la pena mencionar que el tan mentado biodiésel es descartado de plano porque su impacto ambiental es apenas menor que el de los combustibles fósiles, sin contar el hambre que provocaría el hecho de dedicar alimentos a autos en lugar de a estómagos.

Desde el punto de vista estadístico el desafío no es imposible, pero ¿hay suficientes insumos para producir los molinos y las células fotovoltaicas? Algunos de los elementos necesarios para producir las células fotovoltaicas, como la silicona cristalina o la plata, pueden escasear si se las usa masivamente, aunque existen materiales alternativos en experimentación. Incluso el reciclado de los elementos de reservas escasas puede ser solución en el largo plazo: las baterías nuevas se podrían producir con otras viejas.

En cuanto a la continuidad del flujo energético, se cree que reservando el agua para los momentos de poco sol y poco viento puede mantenerse un nivel aceptable. También podría experimentarse con plantas geotérmicas u otras fuentes renovables que permitan bajar los costos y dar más estabilidad a la matriz.

El costo de construir semejante infraestructura fue calculado en 100 billones de dólares, que equivale a 10 veces el costo de mantener la matriz energética actual, si se invierte en la construcción de 13 mil nuevas centrales que funcionen a carbón. Si bien la diferencia es abrumadora, se reduce si se incluyen en la ecuación los ahorros en salud y en reparación de daños provocados por desastres naturales. Sin contar la no-extinción de la humanidad como especie. En cuanto al costo global, permitiría llevar el costo del KW de energía eólica de siete centavos de dólar a cuatro en 20 años, mientras que la solar sería siempre un poco más cara. Por el contrario, el costo promedio del KW no renovable se espera que suba de 7 a 8 centavos en las próximas décadas.

En semejante proyecto no podía quedar afuera el factor político, ingrediente fundamental e imprescindible para llevar adelante semejante giro. Si bien la experiencia de Kioto genera escepticismo, también es cierto que hay una mejor disposición a aceptar el cambio por parte de algunos políticos.

El plan que proponen Jacobson y Delucchi incluye subsidios a energías verdes e impuestos a los combustibles fósiles, por lo menos hasta que los primeros se vuelvan competitivos por una cuestión de escala. Por lo pronto, las serias dificultades que tienen políticos supuestamente poderosos para instalar medidas modestas, como es el caso de Barack Obama y su plan de salud, permiten vislumbrar que incluso la decisión política puede ser insuficiente para lograr instalar el proyecto.

LO DICHO Y LO HECHO

¿Qué experiencias respaldan la posibilidad de que una propuesta tan ambiciosa se concrete? Las posibilidades de que los países se unan detrás de un objetivo global no parecen muy cercanas.

Sin embargo, la tecnología para construir las plantas está lista, aunque el camino no está flanqueado por rosas, más bien lo está por una realidad política fría. El principal apoyo a estas ideas deriva de la endeble Unión Mediterránea, una alianza de países con costas en ese mar, motorizada por el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y a la que la Unión Europea mira con escepticismo. Tan es así que el primer proyecto anunciado por el ente fue un plan solar mediterráneo basado en ideas como las de Knies.

Sin embargo, la invasión de la Franja de Gaza ha instalado un clima antiisraelí en toda la región que ha hecho desertar a algunos socios. Como resultado, las compañías aseguradoras no quieren entrar en un proyecto tan riesgoso y las empresas no quieren entrar sin seguro. De modo que hasta que la situación política no se aclare, el objetivo estará lejos, y es la Unión Mediterránea la única que puede lograr un cambio en este sentido. Para eso ha creado equipos de trabajo que propongan las regulaciones que se necesitan para que la energía fluya sin problemas.

KEYNESIANISMO ECOLOGICO

La llave parece, en principio, seguir en manos de grandes corporaciones económicas y políticas. Tal vez el momento sea ideal, ya que la crisis ha demostrado que los países desarrollados están dispuestos a meter mano en el mercado cuando las cosas se ponen difíciles. Menos auspicioso resulta ver el poder de los lobbies petroleros y bélicos, dispuestos a boicotear cualquier plan de envergadura que llegue a los congresos locales. Tal vez algunos países más permeables a los deseos de poblaciones preocupadas por la ecología puedan mostrar el camino. En cualquier caso, entre el escepticismo y la esperanza, la existencia de un mapa que discute pasos concretos es una buena señal.

My Friends (Johnny Depp And Helena Bonham Carter)

Depp cantando, y lo hace muuuuy bien.
Ah! no me creés? bueno, comprobalo...
Enjoy..! :-)




These are my friends


See how they glisten.

See this one shine,

How he smiles in the light

My friend

My faithful friend

Speak to me, friend.

Whisper, I'll listen.

I know, I know

You've been locked out of sight

All these years

Like me, my friend

Well I've come home

To find you waiting

Home,

And we're together

And we'll do wonders

Won't we.

You there, my friend

(I'm your friend too Mr. Todd)

Come, let me hold you.

(If you only knew, Mr. Todd.)

Now, with a sigh

(Ooh, Mr. Todd)

You grow warm

(You're warm In my hand)

In my hand

My friend

(You've come home)

My clever friend

(Always had a fondness for you

I did.)

Rest now, my friends.

(Never you fear, Mr. Todd.)

Soon I'll unfold you.

(You can move in here Mr. Todd)

Soon you'll know splendors

(Splendors

You never have dreamed)

You never have dreamed

All your days

(All your days)

My lucky friends.

(I'm your friend)

Till now your shine

(And now you're mine)

(Don't they shine beautiful?)

Was merely silver.

(Silver's good enough for me)

Friends

(Mr. Todd)

You shall drip rubies,

You'll soon drip precious

Rubies.

At Last my arm is Complete Again!

jueves, diciembre 10

Como si estuviera (No te va Gustar)




Miro para afuera y veo todo bien
como si estuviera anestesiado
todos esos enemigos que inventé
desaparecieron de mi lado

Creo que estoy muerto pero no lo sé
no era como había imaginado
no siento los ojos pero puedo ver
no distingo la risa del llanto

Como un reflejo
en tus ojos voy a descansar
Yo te protejo
yo te cuido vos seguí nomás

Miro para fuera y veo todo bien
Como si estuviera anestesiado

Algo que me pasa y que debés saber
es que no estoy triste ni asustado
no puedo tocarte ya no tengo piel
pero no me muevo de tu lado

Miro para fuera y veo todo bien
Como si estuviera anestesiado

domingo, diciembre 6

Gente ambigua


Demonios, brujas y aparentes paradojas. Hay muchas formas de acceder a la historia, más allá de las que conocen los historiadores profesionales. La mayoría de nosotros, movidos por la curiosidad, la política o el interés cultural, sólo tratamos de averiguar cómo hemos llegado hasta aquí. Pero casi todos nos vemos expuestos a las distorsiones y casi siempre se hace necesario sortear algunas trampas, especialmente cuando accedemos por medio de la divulgación. Por Pablo Capanna

En un país joven como la Argentina, que en un momento necesitó crear mitos aglutinantes, la distorsión más obvia es esa “historia oficial” que todos sufrimos alguna vez. En ella no había hombres ni mujeres sino héroes, sabios, madres y heroínas. Todas las anécdotas encerraban una moraleja y cualquier arbitrariedad podía ser exaltada como una hazaña. El descrédito que se había ganado esa historia de mármol, bronce y actos escolares engendró otra historia revisionista que practicaba la inversión de signos (donde decía “héroe” había que leer “villano”), pero no dejaba de ser tan marmórea como la otra.

A más de un corrupto, ese tipo de historia le habrá servido de justificación. Si los próceres eran superhombres, ¿qué le quedaba a uno, que era apenas un empleaducho? Bien podía tolerársele alguna deshonestidad, porque después de todo era humano. Tampoco faltaban los que argumentaban que en todo caso los del bando contrario eran más sucios que los nuestros.

Como consecuencia casi inevitable de aquellas mitologías cuasi escolares se produjo la aparición de una historia más frívola, hecha de anécdotas que permiten pasar por entendido sin demasiado esfuerzo. Ahora se competía en descubrir qué héroes sufrían de acidez crónica, eran cornudos o cabreros, tenían hijos no reconocidos o acostumbraban clavar al sastre, pero se perdía de vista aquello que, para bien o para mal, habían hecho o dejado de hacer.

Claro que todavía quedaba esa historia que suele ser tildada de “académica” porque es tremendamente aburrida. No divierte ni entretiene, pero hay que admitir que es la que anda más cerca de los hechos.

Una de las simplificaciones más comunes a las que se recurre para entender la historia es la que podríamos calificar de “maniquea”. Por cierto, los seguidores de Manes (una religión muy importante que desde Irán se expandió hasta China) no tienen la culpa. Ellos veían al mundo como una lucha entre el bien y el mal, pero no eran más simplistas que los ideólogos modernos. La costumbre ha hecho que usemos la palabra “maniqueo” para aludir a la tendencia a dividir al mundo entre buenos y malos, amigos y enemigos, ellos y los nuestros.

Por desgracia, el “maniqueísmo” ideológico se da hasta en las sobrias regiones de la historia de las ideas. No es fácil resistir la tentación de señalar a unos como exponentes del progreso y a otros como irremediables retrógrados, en lugar de conformarse con establecer quiénes fueron mejores que otros.

Los roles no siempre están definidos con nitidez. Hegel no fue el único en recurrir a la metáfora de “la astucia de la razón” para explicar cómo es posible que algo que se ha emprendido con intenciones egoístas acabe paradójicamente por beneficiar a la sociedad, o que con buenas intenciones se puedan obtener resultados nefastos. Eso es lo que hace difícil encasillar a la gente, a la hora de evaluar sus acciones y las consecuencias de sus actos. El caso del jurista Bodin y el médico Wier puede ser uno de ésos.

Un pilar del Estado

Cualquier estudiante de ciencia política, y quizás hasta un alumno de instrucción cívica, sabrá (o debería saber) que el concepto de “soberanía” se lo debemos al francés Jean Bodin, uno de los constructores de la teoría del Estado moderno.

Bodin (1529-1596) aparece en todos los manuales con la imagen de un sabio venerable, cuyos consejos eran escuchados por los poderosos de su tiempo. Tras una formación monacal, algo bastante habitual en su tiempo, había sido un respetado profesor de derecho romano y sus reflexiones sobre la política estaban en un clásico tratado, Los seis libros de la República (1576). Bodin frecuentaba la corte del rey Enrique III, con quien solía cenar habitualmente, pero se decía que había escapado “milagrosamente” de la Noche de San Bartolomé, cuando un sinnúmero de hugonotes (protestantes) fueron masacrados por los católicos.

Los economistas también recuerdan a Bodin por una polémica en la cual sostuvo que la inflación se debía al exceso de metales preciosos en el mercado. En esa ocasión había expuesto los principios de la doctrina que luego se llamaría mercantilismo.

A Bodin le tocó vivir en el tiempo de las sangrientas guerras de religión, donde católicos y protestantes se degollaban invocando la defensa de uno u otro dogma, aunque los intereses que defendían eran los mismos que en cualquier otra guerra. Bodin se identificaba con un tercer partido (el de “los políticos”) que defendían la tolerancia religiosa y proponían que el Estado fuera el árbitro que garantizara la paz social.

En un diálogo que publicó en forma anónima, Bodin defendía la libertad de conciencia y la tolerancia entre las distintas facciones cristianas (algo que resultaba bastante chocante para los ánimos enardecidos de ambos bandos) y les proponía pactar sobre la base de una “religión natural”, basada en principios morales.

Como teórico de la política, Bodin sostenía que el poder nace de un pacto entre las familias más poderosas (algo bastante común hasta en nuestros democráticos tiempos), pero que el Estado debía ser totalmente independiente de la Iglesia. No se limitaba a proponer la tolerancia; hasta llegaba a sugerir que la educación debía ser igual para todos.

No sólo eso; frente a las ambiciones del rey Carlos IX, que quería apropiarse de los bosques de Normandía para sus cotos de caza, Bodin sostuvo que los bosques eran del pueblo y que el rey sólo era su administrador.

La otra cara

Cualquiera de nosotros que hubiera vivido en el siglo XV, y en el supuesto de que alguien llamara a elecciones, hubiera estado dispuesto a votar a Bodin. Su plataforma era bastante progresista, no sólo para esos tiempos.

Pero hay otro Bodin, el que desempeñó un importante papel en la caza de brujas, no sólo como ideólogo, sino como responsable de la ejecución de miles de mujeres, niños e inválidos. Al enviarlos a la hoguera, Bodin recomendaba específicamente que los quemaran a fuego lento para que tuvieran un adelanto de los sufrimientos del infierno.

Entre los tratados de Bodin que las biografías sintéticas ocultan con cierto pudor, se encuentra La demonomanía de las brujas (1580). A juzgar por su título, se diría que está del lado de la cordura, en cuanto trata como demencia al fanatismo de las brujas, a menudo tan ciego como el de sus perseguidores.

Pero de hecho, Bodin condena a la brujería como el más atroz de los crímenes, y considera que merece el peor de los castigos por subvertir el orden establecido. Su obra se explaya en los métodos inquisitoriales para la recolección de “pruebas” y detalla obsesivamente las penalidades, con marcada preferencia por la hoguera.

Acosado por una patológica misoginia, Bodin pretendía que la mujer es más propensa a caer seducida por los demonios, porque su naturaleza es “casi animal”. Dedicaba un desmesurado espacio a clasificar todas las formas de ligamen, el maleficio con el cual las brujas podían volver estéril una pareja o impotente a un hombre. La impotencia parece haber sido el principal problema de su vida y quizá nos explique su ensañamiento con las mujeres.

También sabemos que su vida tiene varias zonas oscuras, en parte porque en su tiempo hubo varios Jean Bodin con actuación pública. Esta circunstancia hace difícil atribuirle algunas obras, pero no es ése el caso de la demonomanía. Hasta se dice que practicaba en secreto la magia, lo cual explicaría por qué sobreactuaba el papel de inflexible inquisidor. No sería el primer converso que se vuelve fanático.

Despacho de minoria

La pandemia de la brujería duró hasta mediados del siglo XVII, el siglo de la ciencia, y se cobró miles de víctimas. No sólo hizo estragos de innumerables vidas inocentes. También encegueció a los intelectuales de la época. Una muestra es el célebre manual Malleus maleficarum (el martillo de las brujas), cuyos autores fueron dos profesores universitarios, Spranger y Krämer. Libros como ése desencadenaron todas las atrocidades y sentaron un siniestro precedente para los inquisidores que, con otras excusas, seguirían su ejemplo en los siglos venideros.

En la clase culta, el pánico arrastró a la mayoría, y sólo unos pocos supieron conservar la cordura. Uno de éstos fue el escéptico Reginald Scot, que salió en defensa de las brujas porque no creía en los poderes diabólicos y prefería dedicarse a explicar los trucos de los magos. Casi todos los ejemplares de su libro Descubrimiento de la brujería (1584) fueron quemados en la plaza pública, de manera que sus repercusiones fueron mínimas, y el reconocimiento recién le llegaría de la mano de los historiadores.

Un poco más de audiencia tuvo el médico holandés Johann Wier (1515-1588), quien se atrevió a criticar al Malleus y a buscar explicaciones naturales para los fenómenos asociados con la brujería. Buena parte del libro de Bodin está dedicada a polemizar con Wier.

Wier seguía a Paracelso, quien ya había naturalizado la cuestión al quitar al diablo del medio, eximiendo a las brujas de culpa y responsabilizando de su conducta a los astros. Pero Wier fue el primero en hablar de “enfermedad mental” para esos casos.

El médico, que solía ser consultado como perito en los juicios de brujería, llegó a la conclusión de que las brujas estaban locas si hacían todo lo que se les atribuía. El diablo, argumentaba Wier, debía ser estúpido si se tomaba tanto trabajo en seducir a unas viejas feas y miserables. Con gran tino, descalificó las “confesiones” de las hechiceras no sólo porque eran arrancadas bajo tortura, sino porque la “melancolía” las hacía poco confiables. Propuso a médicos y sacerdotes que se ocuparan de asistirlas, en lugar de perseguirlas.

Wier se atrevió a decir que la persecución de las brujas era ilícita, porque en el peor de los casos no eran más que víctimas. Las brujas no eran herejes ni enemigas de la sociedad, sino enfermas mentales acosadas por los íncubos de su locura.

Más allá del prestigio de que gozaba como médico, Wier había sido el tutor del futuro rey Enrique IV (el tolerante Enrique de Navarra), lo cual le daba cierta respetabilidad. Su voz solitaria fue rescatada mucho después de su tiempo, y hoy existe una fundación holandesa que defiende los derechos humanos en su nombre.

Pero ocurre que Wier escribió nada menos que tres libros en torno de la brujería: Las ilusiones de los demonios (1563), El libro de las lamias (1577) y la Seudomonarquía demoníaca (1577). El último, en particular, es un verdadero censo de los demonios, sus parentescos y asociaciones, hecho con una minuciosidad digna de mejor causa. Se cree que su intención era satírica, pero eso no impide que algunos ocultistas de hoy lo sigan citando con respeto.

Resulta que Wier había iniciado su carrera como asistente del famoso mago Cornelio Agrippa, a quien le debemos el término “ciencias ocultas”. Existen fundadas sospechas de que no sólo estudiaba y practicaba la magia, sino que había intentado invocar a los demonios.

Wier creía en los demonios tanto como Bodin. Incluso podría decirse que estaba defendiendo a su propio gremio. Su cordura era relativamente mayor que el promedio de su tiempo, en el que pocos se atrevían a enfrentar la psicosis colectiva, aunque su sensibilidad ética era sin duda poco común.

Bodin, por su parte, era un enfermo mental, aunque de los peligrosos.

La gran paradoja es que, por tortuosos caminos, acabamos por heredar a ambos. No siempre es fácil distinguir santos de pecadores, más allá del blanco y negro de algunos o el rutilante technicolor de otros. La realidad tiene un espectro muy amplio.

jueves, diciembre 3

Amy Winehouse

Me gusta mucho esta cantante (y compositora) inglesa, este es uno de sus mejores temas (a mi parecer)
ENJOY..!!


"You Know I'm No Good"

martes, diciembre 1

Dos Poemas de Howard Phillips Lovecraft


A un soñador

Reconozco tu rostro,tranquilo y pálido,

en el reflejo luminoso de la vela;
La negra sombra de tus párpados,bajo esa cortina
Están los ojos que no ven utilidad a este mundo.
Y mientras observo,ansío conocer
Los caminos por donde tus sueños van,
las tenebrosas regiones que tu imaginación ve
Con los ojos velados por la rutina y por mí.
Pues del mismo modo,yo contemplo en sueños
cosas que mi memoria no podría guardar,
y desde la penumbra intento vislumbrarlas imágenes que aparecen ante tus ojos.
Yo,que demasiado bien conozco la cumbre de Thok;
Los valles de Pnath,donde los sueños se reúnen;
Las criptas de Zin;y así piensoporqué tus rezos se dirigen a la llama de la vela.
¿Pero,qué es lo que se desliza quedamente
sobre tu cara y tus barbudas mejillas?
¿Qué miedo distrae tu mente y tu corazón,
y te hace llorar con repentino temor?
Viejas visiones se despiertan...
Ante tus ojosbrillan las oscuras nubes de otros cielos,
Y por alguna demoniaca perspectiva
Me veo flotar por sobre la noche encantada.


La antigua senda

No hubo mano amiga que me ayudara
La noche que encontré la antigua senda
Sobre la colina, cuando creí descubrir
Los campos que embrujaban mi espíritu.
Ese árbol, aquel muro: los recordaba bien,
Y todos los tejados y bosquecillos
Eran familiares a mi mente,
como si los hubiera visto poco antes.
Adivné que sombras se moldearían
Cuando la perezosa luna ascendiera
Tras la colina de Zaman, y supe
Cómo se iluminaría el valle poco después.
Y cuando la senda subió, alta y agreste,
Y parecía perderse entre los cielos,
No temí lo que pudiera ocultarse
Tras aquellas laderas informes.
Caminaba decidido mientras la noche
Se tornaba pálida y fosforescente;
Los tejadillos de una casa lucían
Espectrales cerca del escarpado camino.
Allí estaba el conocido letrero:
"Dos millas a Dunwich", la visión
de los campanarios y tejadillos asomó
delante de mí diez pasos más arriba...
No hubo mano amiga que me ayudara
Cuando me topé con la antigua senda,
Cuando crucé la cima y descubrí
Aquel valle de ruina y desolación;
Tras al colina de Zaman surgía
La mole enorme de una maligna luna,
Alumbrando malezas y enredaderas
Sobre ruinosas paredes jamás vistas por mí.
Lucía tétrica en ciénagas y campos,
Y unas aguas invisibles vertían vapores
Ondulantes que me hacían dudar
De mi antiguo amor por este lugar.
Y desde aquella horrible región supe
Que mi pasado cariño nunca había sido
Y que me había alejado del sendero
Que baja a aquel valle de la muerte.
La nieble se escurría a mi alrededor,
Arriba, luminosa, brillaba la Vía Láctea...
No hubo mano amiga que me ayudara
La noche que descubrí la antigua senda.

Richard Ashcroft

Richard Ashcroft, un cantante y compositor inglés, su estilo incluye desde el britpop hasta el rock, líder y vocalista de la banda británica The Verve, a la que perteneció desde su fundación hasta su separación. Su mayor éxito con la misma fue la canción Bitter sweet symphony. A song or the lovers es uno de mis videos favoritos de su trabajo como solista. Enjoy..! :-)


A song for the lovers.