domingo, diciembre 12

Alegoría del tiempo


Somos moderadamente felices,
los dos vivíamos en una afinidad absoluta:
las palabras no pueden expresar la experiencia.
Yo tampoco.

De Concha García.

Cansancio


Sentada es como si bebiera largos tragos de playa,
pócimas de tonterías y me cortase las uñas,sin compañía.
Es un cuento más, una residenciacara.
Piso el suelo con bocados de ansiedad
y me lleno de reliquias el cuerpo, salgo asustando.
Repito en larguísimo silencio abulias
y taconeo deslizándome sin prisa
por las avenidas buscando un no sé qué,
aquello que no se nombra porque no se sabe
y acapara gran parte del día ponerme bajo una sombra.
La que sea, a estas alturas elijo la que sea.

De Concha García.

jueves, diciembre 9

Pamplinas


De pie
como la espina inextinguible
a pesar del insecticida del gusano
y esas larvas larvisísimas
con pestañas sonrisas y zapatos
Se perdona lo que no se olvida
Únicamente los muertos han olvidado
El olvido es un señor
con lentes de aumento aumentados
Como la rosa tiene derecho al día
la mujer ha devolver
lo que el hombre ha sembrado

De Ana María Iza

miércoles, diciembre 8

Cosas que no tendremos


Cosas que no tendremos:

Las mañanas de abril largas de amor y sueño.
Las tardes de noviembre con lluvia interminable.
Las noches del verano tercamente estrelladas.
Todas las madrugadas dulcísimas de otoño.

Cosas que me he perdido:

No sabré del sabor de tu boca dormida.
No acunaré a tus hijos. No beberé tu vino.
No lloraré contigo viendo ningún ocaso.
No me amanecerá tu vientre entre las sábanas.
Tengo todo un tesoro de lagunas y ausencias,
un muestrario completo de páginas en blanco.

De Josefa Parra

Te explico la diferencia


Puedo pasar la vida contando
los exactos lunares de tu vientre,
siguiendo en el espejo tu mirada,
ahuyentando tus fantasmas;
si quieres, siéndome un poco tú.
Puedo pasar la vida.
Pero vivir, amor, es mucho más que eso;
es crecer y dormir y envejecer contigo,
reñir y bromear, y no vernos a veces,
o vernos como extraños alguna madrugada.
Es la recia costumbre que de pronto fulgura
con una hermosa lumbre de pasión y demencia.

De Josefa Parra