sábado, diciembre 19

A veces la renuncia...


A veces la renuncia nos libera
y es cura de la herida
que crónica se empeña en no cerrarse.
Es el agua bendita
que purga los pecados del despecho.
Es oxígeno puro
para evitar el mal de las alturas.
Un silencio comprado en el mercado
de la necesidad de subsistencia.
Una bandera blanca en la batalla
de días congelados.

A veces la renuncia, es tan solo...
mirar tras los cristales.

Luisa Arellano

Me arrastré como serpiente.


Yo llevaba, prendidos de mi espalda,
sueños apolillados.
En la lengua ilusiones desgastadas,
en el vientre aspereza.
Dentro de mis bolsillos

lápices de colores despuntados
y, cada cuarto de hora,
una renuncia entre los dientes.

Entonces no tenía nombres de humo
que lograran frenarme
ni sabía que un verso desataba

y me arrastré como serpiente

esperando tu ayuda para mudar de piel.