lunes, enero 25

Meditación


En la cierta penumbra mi tiempo se diluye
las olas de la vida con su ir y venir
fingen tumultos de espuma;
criaturas opacas me destruyen
el espejo feliz de la esperanza.
Lo más triste encarcela los presagios del tiempo
que arde como un cirio al compás de la sangre.

De Serafina Nuñez

La violeta


En la pradera una violeta había
encorvada y perdida entre la yerba,
con todo y ser una gentil violeta.
Una linda pastora,
con leve paso y desenfado alegre,
llegó cruzando por el prado verde,
y este canto se escapa de su boca:

-¡Ay! Si yo fuera -la violeta dice-
la flor más bella de las flores todas...,
pero tan solo una violeta soy,
¡condenada a morir sobre el corpiño
de una muchacha loca!
¡Ah, mi reinado es breve en demasía;
tan solo un cuarto de hora!
En tanto que cantaba, la doncella,
sin fijarse en la pobre violetilla,
hollóla con sus pies hasta aplastarla.

Y al sucumbir, pensó la florecilla,
todavía con orgullo:
-Es ella, al menos,
quien la muerte me da con sus pies lindos,
no me ha sido del todo el sino adverso.

De Johann Wolfgang Von Goethe