jueves, septiembre 2

Calle de la guadaña



Una verdad me sigue por la calle.
Casi roza su sombra con la mía.
Oigo cómo se enredaentre las buganvillas,
cómo gimeimplorando el abrazo de las tapias
hasta caer inerte sobre el suelo.
Dios mío, si es posible, pase de mí su rostro,
este encuentro con ella a vida o muerte,
la tristeza tan larga que me augura.
La calle se hace ahora más estrecha,
más húmeda y extraña.
Continúan goteando su livor las buganvillas.
Vuelvo la vista atrás.
Allí está ella,erigida en el tiempo,
modelada por caricias.
La miro.
Es sólo mi reverso.

De María Sanz