jueves, noviembre 18

Porque me traían tu sueño...


Porque me traían tu sueño
yo amé los cielos de la tarde
y los árboles solos.
Y amé los mares en el alba
y las barcas abandonadas,
porque en ellas iba encontrando
¡tu recuerdo!
Ya sin los cielos de la tarde
ni los mares del alba
¡te tengo!
Libre de las imágenes
¡te tengo!
Porque ahora te amo
en esta soledad mía
sin recuerdos.

De Esther de Cáceres.

Desde nunca te quiero y para siempre...


Desde nunca te quiero y para siempre,
desde todo y quizá y para siempre,
desde el rotundo rayo que sube
por la acequia de las horas
al látigo crecido en mis pupilas ponientes,
veloz mi voz, mi viento:
vértigo de desembocadura
y el más ingrato delta para acabar el viaje.
Hasta la nada espero,
hasta lo lejos de la memoria inútil
y el cráter sin crepúsculo,
hasta la duda embriagada de rótulos celestes,
en la fiebre y la luna imantada de agosto.

De Amalia Iglesias.