domingo, octubre 31

Where is my man


Nunca te tengo tanto como cuando te busco
sabiendo de antemano que no puedo encontrarte.
Sólo entonces consiento estar enamorada.
Sólo entonces me pierdo en la esmaltada jungla
de coches o tiovivos, cafés abarrotados,
lunas de escaparates, laberintos de parques o de espejos,
pues corro tras de todolo que se te parece.
De continuo te acecho.El alquitrán derrite su azabache,
es la calle movible taracea de camisas y niquis,
sus colores comparo con el azul celeste o el verde malaquita
que por tu pecho yo desabrochaba.
Deliciosa congoja si creo reconocerte
me hace desfallecer: toda mi piel nombrándote,
toda mi piel alerta, pendiente de mis ojos.
Indaga mi pupila, todo atisbo comprueba,
todo indicio que me conduzca a ti,
que te introduzca al ámbito donde sólo tu imagen
prevalece y te coincida y funda,
te acerque, te inaugure y para siempre estés.

De Ana Rossetti.

La muerte de la imaginación...


"Lo que más temo es la muerte de la imaginación"
Sylvia Plath

El corazón no tiene quien le escriba,
nadie se atreve a cruzar la noche
remando en la intemperie
( nadie se ve )
Y si no fue más que un amor negro,
susurrante que nada da,
el viaje más lejano
fue el de mi cabeza hacia su hombro
( el más inútil )
La rama golpea en la terraza
pero es solamente oscura.
El miedose sienta
a comer un pastel en la cocina
( y dice que es real )
¿Alguien pudo tocar a la desesperación?
Terciopelo, papel de diario, una lata oxidada,
no hay vacuna contra las superficies.
El mundo es un hueco tapado con barniz
( y no respira. )

De Paulina Vinderman.

jueves, octubre 28

En el fondo el olvido


"En el fondo el olvido es un gran simulacro repleto de fantasmas " Mario Benedetti

Como un cuadro que ha sido descolgado a destiempo
y deja una marca gris en la pared vacía,
mi cuerpo se desprende más allá del olvido,
ocupa su lugar.
Lejos del paraíso, donde ya no es posible
enmascarar el sueño desencajado del desaparecido,
ni blanquear la mano atormentada del delito,
ni difamar los labios en mitad de la piedra.
Como el escalador que apoya todo el cuerpo
en los resquicios del vacío, paso sin ser notada
abriendo las compuertas borrando los caminos,
con la boca nodriza y los ojos ausentes.
Rehén de la memoria, rememoro el olvido,
ese gran simulacro repleto de fantasmas
que arrastran su silencio hacia el abismo.
Como el ilusionista
que dibuja pañuelos en la seda del aire,
me guardo inútilmente una paloma
quebrada en las trincheras de la noche.

De Rosana Acquaroni.

miércoles, octubre 27

Certidumbre de ausencia.


Regreso al mismo café.
Las horas lentas que pasaron en vano
atraviesan conmigo la puerta giratoria.
Y al fondo, entre las mesas,
una sonrisa tuya me mira como entonces.
Pero otra vez esos labios extraviados
tampoco son tus labios, no hay sonrisa
y el mármol de esta mesa
certifica en mis manos un mensaje de frío.


De Amalia Iglesias.

lunes, octubre 25

L'oiseau


Me posé en el alambre de aquel día.
El Sol estaba exhausto.
Soportaba su corona de invierno.
Un vaho translúcido sedaba la ciudad.
Sólo el cielo encontró con qué cubrirse.
Los álamos sin tierra,
sin su arraigo mimético en el suelo,
intercambiaban risas de ojos tristes, de ajena desnudez.
Tu lienzo, contra el álamo, esperaba
"El Sol reparte sus oros,
los álamos verde-plata
se engalanan y hacen coro
de los coros de cigarra"
Las plumas que me arrancaste
no hizo falta que volvieras a pintármelas.
Me posé en el columpio de alambre de tu firma
y despunté mis arias.


De Esther Giménez.

jueves, octubre 21

Asedio


"Si te ponen miedo mis ojos ausentes,
mis ojos noctámbulos, mis ojos dementes..."

León de Greiff

No me culpes.
Por rondar tu casa como una pantera
y husmear en la tierra tus pisadas.
Por traspasar tus muros,
por abrir agujeros para verte soñar.
Por preparar mis filtros vestida de hechichera,
por recordar tus ojos de hielo
mientras guardo entre mis ropas
un punzón de acero.
Por abrir trampas
y clavar cuchillos en todos tus caminos.
Por salir en la noche a la montaña
para gritar tu nombre
y por manchar con él los blancos paredones
de las iglesias y los hospitales.
Hay en mí una paloma
que entristece la noche con su arrullo.
Mi noche de blasfemias y de lágrimas.

"Círculo y Ceniza"

De Piedad Bonnet.

martes, octubre 19

Plenilunio


Por cada mujer
que muere en ti
majestuosa
digna
malva
una mujer
nace en plenilunio
para los placeres solitarios
de la imaginación traductora.

De Cristina Peri Rossi.

domingo, octubre 17

Busco una enfermedad que no me acabe...


Pintura: Richard Miller.
Busco una enfermedad que no me acabe
sino el dolor constante de la vida:
algo para fingir que estoy dormida
detrás de este temblor de escarcha grave.
Busco un agua cósmica que lave
la lágrima terrible que me oxida;
busco el morir distinto, y voy herida
por la pena vulgar que nadie sabe.
Y así me marcho, sonriendo a todos,
luminosa de gracia y desventura,
con el secreto horror hasta los codos;
callándome en el verso y en la prosa,
para que escriban en mi tierra dura:
esta mujer ha muerto de dichosa.

De Carilda Oliver Labra.

sábado, octubre 16

Mi mal...



En vano ansiosa tu amistad procura
adivinar el mal que me atormenta;
en vano, amigo, conmovida intenta
revelarlo mi voz a tu ternura.
Puede explicarse el ansia, la locura
con que el amor sus fuegos alimenta...
Puede el dolor, la saña más violenta,
exhalar por el labio su amargura..
Mas de decir mi malestar profundo,
no halla mi voz, mi pensamiento, medio,
y al indagar su origen me confundo:
pero es un mal terrible, sin remedio,
que hace odiosa la vida, odioso el mundo,
que seca el corazón...¡En fin, es tedio!

De Gertrudis ómez de Avellaneda.

lunes, octubre 11

El espino...


Al lado tuyo, pero no de tu mano:
así te miro andar por el jardín de verano:
las cosas que no pueden moverse
aprenden a mirar.
No necesito perseguirte a través del jardín;
en cualquier parte los humanos
dejan señal de lo que sienten,
flores esparcidas en el polvo del camino,
todas blancas y doradas, algunas levemente
alzadas por el viento de la tarde.
No necesito seguirte adonde estás ahora,
hundido en la ponzoña de este campo,
para saber la causa de tu huida,
de tu humana pasión, de tu rabia:
¿por qué otra cosa dejarías caer
todo aquello que has acumulado?

De Louise Elizabeth Gluck

sábado, octubre 9

La Musa


Imágen: cedida por Karina Balmaceda.
Yo la quiero cambiante, misteriosa y compleja;
con dos ojos de abismo que se vuelvan fanales;
en su boca, una fruta perfumada y bermeja
que destile más miel que los rubios panales.
A veces nos asalte un aguijón de abeja:
úna raptos feroces a gestos imperiales
y sorprenda en tu risa el dolor de una queja;
¡En sus manos asombren caricias y puñales!
Y que vibre, y desmaye, y llore, y ruja, y cante,
y sea águila, tigre, paloma en un instante,
que el Universo quepa en sus ansias divinas.
Tenga una voz que hiele, que suspenda, que inflame,
y una frente que, erguida, su corona reclame
¡de rosas, de diamantes, de estrellas o de espinas!

De Delmira Agostini.

Barajando recuerdos...


Barajando recuerdos
me encontré con el tuyo.
No dolía.
Lo saqué de su estuche,
sacudí sus raíces en el viento,
lo puse a contraluz:
Era un cristal pulido,
reflejando peces de colores,
una flor sin espinas que no ardía.
Lo arrojé contra el muro
y sonó la sirena de mi alarma.
¿Quién apagó su lumbre?
¿Quién le quitó su filo a mi recuerdo-lanza que yo amaba?

De Claribel Alegría.

lunes, octubre 4

El claustro elegido


No busco nada.
A nadie aguardo en este día.
Esperar es una de las raras estratagemas de Dios
para detenernos en un punto.
Mi país:montaña verde y lluvia.
Un caballo se pierde
en la llanura imaginada,
que ahora está vedada a mis ojos.
Busco la intensa reflexión:
la de los libros amigos,
la luz interna que preciso para vivir,
el candil de oro,el Eclesiastés y la paciencia de Job.
A mi edad y en un país de lluvia,
el claustro es una elección.
Ahí se pierden los contornos.
La vida se diluye en un ir y venir
del trabajo al café, del café a la taberna.
Busco la infancia que soy:
la llanura, la sombra del árbol gigantesco,
el único mar sin fondo,
el caballo desbocado en su furia,
el verdor de la montaña junto al cielo.
Me gusta quedarme a solas
sintiendo como la sangre
me nutre de nuevas vestiduras.
A solas me pertenezco.
No hay dicotomía entre el espejo y yo.
Una vive y la otra sueña.
Juntas recordamos a un hombre.
Juntas hemos escrito estos versos.

De Mía Gallegos.