jueves, enero 14

Destino


Matamos lo que amamos.
Lo demás no ha estado vivo nunca.
Ninguno está tan cerca.
A ningún otro hiere
un olvido, una ausencia, a veces menos.
Matamos lo que amamos.
¡Que cese ya esta asfixia
de respirar con un pulmón ajeno!
El aire no es bastante para los dos.
Y no basta la tierra
para los cuerpos juntos
y la ración de la esperanza es poca
y el dolor no se puede compartir.
El hombre es animal de soledades,
ciervo con una flecha en el ijar
que huye y se desangra.
¡Ah! pero el odio, su fijeza insomne
de pupilas de vidrio;
su actitud que es a la vez reposo y amenaza.
El ciervo va a beber y en el agua aparece
el reflejo de un tigre.
El ciervo bebe el agua y la imagen.
Se vuelve - antes que lo devoren - ( cómplice, fascinado )
igual a su enemigo.
Damos la vida sólo a lo que odiamos.

De Rosario Castellanos.

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