domingo, agosto 29

No le consientas tanto, que acostumbras...



No le consientas tanto,
que acostumbras mal a mi corazón.
Exige, hiere.
Niégale a mi pregunta lo que inquiere,
si pide luz, mantenla en las penumbras del amor.
Cuanto más lo alzas y encumbras
más insaciable está.
Mi amor prefiere luchar por la respuesta,
y que él espere impaciente
la luz con que me alumbras.
No le perdones nada a mi descuido
que me duele ser siempre la deudora
de tanto amor, y tal renunciamiento.
Dame que perdonar. Yo te lo pido.
Hiere mi corazón, hiérele ahora
para que perdonando esté contento.

De Pilar Paz Pasamar.

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